Por Damián Ouvrard
El mundo del videojuego indie ha “sufrido” un verdadero aluvión de títulos basados en bloques. Gran cantidad de desarrolladores han seguido la estela que creó el éxito del minecraft y nos han ofrecido diversas experiencias, con mayor o menor éxito. Entre las copias descaradas, las reinvenciones y las vueltas de tuerca, nos encontramos una pequeña joya que brilla con luz propia. Un juego que, pese a no tener casi nada que ver con la obra de Markus “Notch” Persson, puede recordarnos a las horas que pasamos con un pico en la mano.
El mundo del videojuego indie ha “sufrido” un verdadero aluvión de títulos basados en bloques. Gran cantidad de desarrolladores han seguido la estela que creó el éxito del minecraft y nos han ofrecido diversas experiencias, con mayor o menor éxito. Entre las copias descaradas, las reinvenciones y las vueltas de tuerca, nos encontramos una pequeña joya que brilla con luz propia. Un juego que, pese a no tener casi nada que ver con la obra de Markus “Notch” Persson, puede recordarnos a las horas que pasamos con un pico en la mano.
Gnomoria
es un sandbox donde tu objetivo es sobrevivir. El único final posible
que te ofrece el juego es la derrota. Puede parecer vacío o falto de
interés, pero nada más alejado de la realidad. En este juego tienes
cientos de cosas por hacer. Empiezas la partida con un grupo de 9
gnomos, unos escasos recursos y una pareja de yaks. Los gnomos trabajan
duro(minando, construyendo, recolectando…) pero también tienen sus
necesidades. Lo primero es la bebida, necesitarás una fuente de agua
para que no mueran deshidratados. O puedes hacer vino, cerveza y té, con
lo que tus gnomos estarán más felices y trabajarán mejor. La comida
es lo siguiente que necesitas. Al principio puedes alimentar a tu
población con fruta que recogerás de los árboles o matorrales, pero si
mejoras su alimentación trabajarán más duro.
Tus
gnomos necesitarán un lugar donde vivir, donde trabajar. El mundo
exterior está bien, si, ahí crecen los árboles y tus cultivos…Pero no es
lugar para un gnomo. Tu pueblo, por norma general, será bajo tierra. El
sistema para minar, cortar árboles o recolectar cualquier recurso será
por órdenes. Tu ordenas que, por ejemplo, se corte un árbol, pero no
controlas al leñador. Tus gnomos tienen profesiones, y según éstas,
harán un trabajo u otro.
Los días irán pasando y,
poco a poco, empiezas a enterarte de qué estás haciendo. No es un juego
sencillo al principio, pero no llega a los niveles del Dwarf Fortress(en
el que está claramente basado). Probablemente cometas errores, yo los
cometí, y todos los jugadores que conozco lo hicieron. Es normal. Perder
es divertido. Porque claro, puedes perder. No todo va a ser construir,
alimentar a tu pueblo y crear pasadizos subterráneos. Hay enemigos. El
primer mes es tranquilo, los primeros días nadie te molestará y será
momento de preparar tus defensas. Un sencillo muro de barro será
suficiente. A mediados de mes empezarán a aparecer las primeras
criaturas. Animales del bosque. Oso, mofeta o lagarto, no te molestarán
si no los molestas. El problema empieza al mes siguiente. La invasión
goblin.
Los goblins tienen un único objetivo, matar a
tus gnomos. Al principio es mejor evitarlos, pero cuando descubras los
metales que ocultan los niveles más bajos del subterráneo, podrás crear
armas y armaduras que te permitirán hacerles frente.
El
primer día de mes no solo trae malas noticias, también trae los
primeros gnomadas. Estos gnomos serán inmigrantes que se asentarán en tu
pueblo. Según lleguen podrás asignarles un trabajo y empezarán a
producir para ti. ¡No olvides abrirles la puerta! Tus nuevos habitantes
también comerán y beberán, así que ten cuidado con tus recursos.
En
cuestión de jugabilidad, el Gnomoria merece ser probado. Podría
escribir mucho más sobre él, pero parte de la diversión es ir
descubriendo sus secretos. Una pista: a partir del piso -7, coloca
antorchas.
Los
puntos negativos, que los hay, no existe el juego perfecto, radican en
su estado beta. Es un juego que tiene un tiempo de recorrido y es total y
perfectamente jugable, pero puede llegar un momento que sientas que lo
has hecho todo y quieras más. Por fortuna, al ser un juego todavía en
desarrollo, sigue creciendo. Esperemos que, poco a poco, con nuevos
parches, se convierta en un digno competidor, con tanto contenido y
aleatoriedad como el Dwarf Fortress. Hay ciertas cosas que pueden
resultar tediosas, como borrar totalmente una montaña. El detalle de
tener que quitar el suelo, después minar, después hacer lo mismo en el
siguiente nivel es algo desesperante, que fuerza a los vagos como yo a
jugar en mapas sin montañas, pero es necesario para que no desaparezca
el suelo de los niveles inferiores.
Gráficamente,
en mi opinión, es un juego agradable. Su estética puede echar para
atrás a los más exigentes en cuanto a gráficos, pero dado el tipo de
juego que es, cumple perfectamente su papel. El sonido es básico.
Extremadamente básico. La música, que puede parecer ridícula al
principio, acaba por gustar. Un gran problema para algunos puede ser el
idioma. Está en inglés. Aquellos que no dominen la lengua pueden verse
un poco perdidos, pero en un juego de este estilo es algo que acabas
incluso olvidando.
Conclusión: Lo compré sin tener ni
idea de qué compraba y, pese a lo perdido que estaba al principio,
descubrí una maravilla que me ha robado cientos de horas. Podría
mejorar, si, como todos. Pero es, en mi opinión, el espejo en el que
deberían mirarse los desarrolladores indies. Parches semanales, continua
evolución y horas de diversión por un precio ridículo.
Lo bueno:
- Construye lo que quieras, como quieras.
- Extremadamente adictivo
- Algunas situaciones te arrancarán, como mínimo, una sonrisa.
Lo malo:
- Se echa de menos un pequeño tutorial.
- Está en beta y se le podría achacar falta de contenido.
- El idioma.
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